Cuando escuché por primera vez esta canción en 1969 (había sido seleccionada para representar a Eurovisión), me asombró el que Juan la iniciase con un resumen de las palabras recogidas en el Génesis sobre la creación. Hoy, descubro más, ya que enn la segunda parte de esa mima frase resume el Nuevo Testamento en el Mandamiento del amor. Por eso, me parece muy adecuada para todos aquellos que quizá han perdido un poco el rumbo en su vida y quieren recuperarlo. Además de la letra, que recojo a continuación, me he permitido añadir unas palabras del Papa Benedicto XVI en su última Encíclica "Cáritas in veritate" y que dejo a cada uno su consideración.
El Señor dijo así, tengamos la luz y el mundo se iluminó,... Nos habló del amor y todos oyeron su voz. Y la vida empezó, el árbol creció, su fruto lleno de sol, alimentó el amor; y la lluvia al caer, borró sus palabras de ayer, palabras, palabras,…que hace tiempo aprendí, pero que olvidé en mi largo caminar; hoy la historia es así, nadie escribirá nada nuevo para mí…
Sólo, en este mundo tendré que aprender; sólo como un chiquillo, tendré que aprender, tendré que aprender, tendré que aprender…
Yo buscaba tu amor y al fin lo encontré y no supe, no supe, no, no supe luchar, te perdí; y la lluvia al caer, borró las promesas de ayer, palabras, palabras,…que hace tiempo aprendí, pero que olvidé…
“… Sin verdad, la caridad cae en mero sentimentalismo. El amor se convierte en un envoltorio vacío que se rellena arbitrariamente. Éste es el riesgo fatal del amor en una cultura sin verdad. Es presa fácil de las emociones y las opiniones contingentes de los sujetos, una palabra de la que se abusa y que se distorsiona, terminando por significar lo contrario…” (Encíclica de BXVI, Cáritas in veritate, n.3)
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