31/8/10

Juan Pardo (Vive sin miedo)



“Dame la mano y escapa del mundo conmigo que no hay enemigo que pueda alcanzarnos; vámonos al descubierto pisando los charcos cruzando los huertos igual que los barcos que dejan el puerto y abrazan la mar. Rompe los moldes y atrévete con el camino escribe el destino con letras más grandes; únete a mí sin pensar en ninguna otra cosa, la vida es hermosa si tienes valor de plantar cara al miedo, realiza tu sueño. Vive sin miedo, vive sin miedo, deja que tú corazón que es valiente respire sin miedo; vive sin miedo, vive sin miedo, que el enemigo peor que tú tienes es tu propio eco abrazado a sus miedos”

Canción Cd “Pasión por la vida” (1999). Canción en la que Juan anima (no sé si a una persona concreta o en general) a vivir sin miedo la vida. Es algo parecida a “Disfruta tu camino” del Cd “Lúa chea” (2004) y, por lo tanto, llena de esperanza y optimismo ante el presente y el futuro: en una época como la nuestra con tantas “crisis” siempre viene bien respirar un poco de esperanza. Además, no es una esperanza vana: es cierto que vivir con miedo ante las situaciones adversas (o lo que nosotros pensamos que son) , no sólo es de “cobardes” sino de gente que no entiende o no le apetece entender que la vida tiene dificultades y, que muchas veces, las cosas no son como a nosotros nos gustaría. Desde luego, el enemigo más potente que podemos tener cada uno-a, son nuestros miedos. Por lo tanto, vamos a hacerle caso a Juan cuando nos dice: “la vida es hermosa si tienes valor de plantar cara al miedo, realiza tu sueño. Vive sin miedo, vive sin miedo, deja que tú corazón que es valiente respire sin miedo; vive sin miedo, vive sin miedo, que el enemigo peor que tú tienes es tu propio eco abrazado a sus miedos”

25/8/10

De cantautor (1966-1978) a sacerdote (1982)


27/5/2009 La Voz de Galicia

Santiago Villa Martínez dejó los escenarios cuando decidió hacerse sacerdote, y de eso hace casi treinta años. Asegura que la única morriña que siente es por su localidad natal, A Guarda, pero su elección religiosa no le impide cultivar en sus ratos libres la que fue su primera vocación y que ahora mantiene exclusivamente como hobbie.

Hasta en su viaje a Roma, donde en 1982 se ordenó sacerdote, le acompañó su guitarra, «una Framus acústica», recordaba ayer. Durante los veinte años siguientes pocas veces salió de la funda en público, en contadas tertulias de amigos.

Licenciado en Biología, nunca tuvo la oportunidad de estudiar música. «Sé la escala, algo de solfeo y poco más», asegura. Tampoco tuvo un padrino que le iniciara, pero sí un padre que, sin saberlo, le dio un máster en electrónica al que cuatro décadas después le sacaría el mayor partido. Su progenitor, Marcial Villa, era el dueño del primer comercio dedicado a la venta y arreglo de pequeños electrodomésticos de la localidad.

Habida cuenta que «donde hubo siempre queda» y, gracias a ello, Santiago Villa decidió hace seis años plantarle cara a los ordenadores y sumergirse en la red de redes, una casi desconocida hasta entonces.

Magnetófono
Así, y con la ayuda de los teclados que le prestaron unos amigos, dedicó el mes de agosto a desempolvar todas aquellas composiciones que había cantado en su juventud; algunas grabadas en el magnetófono que le había regalado su padre por Reyes cuando aún estudiaba en Santiago.

Veinticinco composiciones que integran su primer disco, Treinta años no son nada, dedicado casi en exclusiva a A Guarda. El proyecto se fue perfeccionando a la par que su habilidad con los ordenadores y, por fin, tres años después veía la luz su primer trabajo discográfico. No fue un éxito de ventas, pero tampoco era su objetivo. De hecho, el precio no supera los tres euros y él mismo reconoce que «si lo quieren, lo llevan gratis».

Y es que, según explica el autor, «mi único objetivo es ponerme en contacto con los amigos que hace años perdí de vista, darles a conocer lo que hago y divertirme, no me interesa el éxito».

Pero su inmersión en internet le permitió introducirse en el mundo de los blogs; crear el suyo propio y, sin pretenderlo cruzar el charco. «Quería llegar a más gente, había oido que existían los blogs; no sabía muy bien lo que era pero me dije, y por qué no». Y fue un sí. Se cruzó con uno de amigos de la Vespa y la idea cuajó con su propio cuño. Fan acérrimo de los cantautores de la década de los 70, Santi Villa creó:
http://www.blogger.com/www.amigosdejuanpardo.blogspot.com.

Eso fue hace un mes y en treinta días no solo ha recuperado el contacto con amigos de la juventud sino con algunos de los que él mismo ni se acordaba y otros, «amigos de Juan Pardo», con los que ahora comparte espacio. «Yo soy el primer sorprendido, tengo entradas de EE.UU, Colombia, Perú o Méjico, además de las de Galicia y España, claro está», señalaba ayer. Muchas de ellas están colgadas también en Youtube y acumulan ya un nutrido grupo de internautas interesados.

Juan Pardo-Junior
También ha editado ya un segundo disco. En "Recordando", Santiago Villa se valió de las posibilidades del karaoke. En esta ocasión el soporte son las propias canciones de sus ídolos de juventud; vídeos de las actuaciones de Juan Pardo, Juan y Junior o Los Brincos; a los que les ha puesto su voz. El disco está compuesto por ocho temas muy conocidos como Anduriña, Un sorbito de champagne, En San Juan, Amiga mía o Flamenco . Vídeos que también se pueden ver en Youtube (amigodejuanpardo) y en el propio blog del sacerdote que, actualmente vive en Madrid, donde atiende la Basílica de San Miguel y que actualiza periódicamente.

18/8/10

Juan Pardo (Para empezar a vivir)



“De mis manos se ha caído la esperanza, de las tuyas esa fuerza ya no brota; de tus ojos una lágrima furtiva se desliza lentamente hasta el filo de la boca. Y el silencio que hace daño nos envuelve, y se escapan las palabras que provocan; yo me lanzo por el túnel de tu mente rebotando en sus paredes y tropezando con tus cosas. Voy buscando aquel abrazo que aún me debes, para que reconstruyamos nuestra historia. / Para empezar a vivir, jamás es tarde; pero dejar de sentir no es vivir… ¡es de cobardes!. Quiero empezar otra vez, y otra vez intentarlo y si el camino se acaba ante a ti… ¡no hay que aceptarlo!. Hay que buscar un sendero mejor… ¡y caminarlo! / En mis manos se ha posado la esperanza; y en las tuyas esa fuerza se recobra; en mis ojos una lágrima furtiva, se desliza lentamente hasta el filo de la boca. Si me das aquel abrazo que me debes, ya verás como renace nuestra historia”

Canción del CD "Pasión por la vida". Música y letra HERMOSÍSIMA (ya no sé cómo calificar las canciones de Juan: me faltan adjetivos superlativos). ¡Qué bien está contada esta historia y que bien está resuelta!. No sé si fue así como Juan compuso la canción, pero yo me la imagino como la escena entre dos personas que se han querido (todavía siguen queriéndose) una enfrente a la otra; las dos han perdido la esperanza de seguir amándose: ella, la ha perdido del todo y, por eso, la pena de la pérdida es la lágrima que resbala hasta el filo de su boca; él, quizás más fuerte "de momento" se hace el valiente y no llora, aguanta el tirón, simplemente acepta la situación. La situación dura de reconocer a lo que se ha llegado por no cuidar el amor, se manifiesta al principio con el silencio; sin embargo, como sucede en tantas ocasiones, vienen en seguida los reproches mútuos que provocan, que hacen dañob ("la culpa es tuya porque..."); en esa situación, él espera el abrazo de ella que rompa ese momento difícil y haga renacer de nuevo el amor, con el perdón y la vuelta a empezar, porque como sigue diciendo la letra: siempre es tiempo de volver a empezar el amor si éste se ha enfriado, como parece es el caso; dejar de sentir el amor, es de cobardes, porque el amor no es sólo sentimientos sino entrega a la persona a la que se dice querer: muchas veces la rupturas en el noviazgo o en el matrimonio, vienen de pensar sólo en sentir y no en darse al otro. ¡Qué bonito es lo que sigue!: la esperanza y la valentía, está en empezar de nuevo (recomenzar), en intentarlo de nuevo, en no decir ¡se ha acabado!; y si ese camino parece que termina ahí, en esa situación de "adiós", de eso nada (no hay que aceptarlo), hay que intentarlo de otra modo: buscar otro sendero mejor que el recorrido hasta ese momento (que ya se ve que ha fracasado), que lleve de verdad a enamorarse (de esa misma persona). Cuando de verdad, se pide perdón, se acepta el haberse equivocado y no se rompe sino que se busca el amor, se vuelve a posar la esperanza en sus manos (él) y, en ella, la esperanza que estaba a punto de morir, se recobra; es ahora él, que se había hecho fuerte por no llorar, el que suelta una "lágrima que se desliza lentamente hasta el filo de su boca". Al final se reconcilian y renace de nuevo la historia de amor, cuando se funden en un abrazo de perdón mutuo. ¡Ojalá nadie tenga que llegar nunca a esta situación de querer romper con la otra persona por "falta de sentimientos"; pero si llegase esa situación, en la letra tenemos el remedio: ¡no hay que aceptarlo; habrá que buscar un nuevo sendero hacia ese amor que se ha enfriado, pero nunca bajar los brazos que sería de COBARDES!